Originally: El incierto futuro de Haití
La preocupación por Haití no es sólo académica, también obedece a la cercanía que tuve con el tema desde los inicios de la participación de Chile en el proceso de pacificación haitiano, a la investigación del fenómeno y a una reciente visita a la zona.
El absoluto estancamiento en la generación de instituciones y en la tarea de hacer producir a esa nación es algo que nadie quiere para Haití y que tampoco es conveniente para el resto de América, menos aún para los países que hemos aportado para que esa nación abandone su condición de Estado fallido.
No se trata de un proceso fracasado; sin embargo, está paralizado por falta de un proyecto que permita encontrar la solución de fondo para ir construyendo un camino viable a la autonomía. Los organismos internacionales, analistas, políticos y ONG coinciden en que esta solución pasa por establecer una institucionalidad y un Estado de Derecho, inexistentes hasta ahora e imprescindibles para avanzar hacia el desarrollo. Sin embargo, se enuncia el tema, pero no se implementa la solución.
Hasta ahora Haití vive del aporte internacional que en 2005 alcanzó los US$ 514 millones en programas de asistencia; a ello se suman créditos por US$ 134 millones para implementación de servicios y las remesas de haitianos en el extranjero de US$ 1.300 millones.
Sin embargo, todos los índices de desarrollo confirman que la situación es lamentable y no se avanza. Aunque Haití mostró un crecimiento de 3,21% en 2007, tuvo un 0% de inversión privada; el PIB per cápita es de US$ 1.840; la población ocupada es de sólo un 49,6%; los graduados de universidades: 1,1%; los que saben leer: el 61%; la mayoría gana cerca de US$ 2 diarios; la esperanza de vida es de 51,5 años, y la desnutrición alcanza al 47% de la población.
En este escenario se agrega un grave problema de migración a República Dominicana. Mil haitianos cruzan diariamente la frontera y se suman a los dos millones que ya viven allí. La causa es clara: van en búsqueda de oportunidades; y la consecuencia es imprevisible, dado el impacto en un vecino que estando mejor no puede satisfacer todas sus necesidades.
Del diagnóstico debe pasarse a soluciones que generen instituciones y permitan empezar a producir. Lo primero es establecer objetivos cuantificables y exigibles al gobierno de Preval. Si la comunidad
internacional está proveyendo fondos e incluso arriesgando vidas, le es lícito demandar mayor eficiencia y accountability a un gobierno que, habiendo tenido logros, tiene mucho por avanzar.
Pienso que, en este caso, el concepto de soberan a convencional debería evolucionar ante la existencia de un Estado fallido. Pueden evaluarse diversas opciones como la administración transitoria, el fideicomiso de facto, o la soberanía compartida. Es una opción drástica, pero resulta urgente generar gobernabilidad a través de instituciones que rompan con el statu quo.
Un gobierno haitiano más eficiente y una autoridad ONU empoderada deberían potenciar temas vitales pendientes o ni siquiera insinuados. Destacan el desarrollo del sistema judicial; la consolidación urgente de una policía eficiente; la implementación del registro civil y electoral; el control aduanero; el catastro de bienes del Estado y de los privados junto al levantamiento de cartografía oficial; la definición de una política de migración y mesas de diálogo y confianza con República Dominicana; el diseño de planes educacionales y de salud, así como un proyecto nacional de recursos naturales y energía. La carencia de esas certezas o precondiciones hace improbable que, por ejemplo, un extranjero se aventure a invertir en forestación sin la seguridad de saber quién es el verdadero dueño del terreno. Esta lista incompleta pero definida significa crear instituciones y apunta a aquellas que permitirían inversión y empezar a producir. No hacerlo llevará a que Haití siga viviendo de la “limosna internacional”.
Chile participa en el proceso de pacificación de Haití desde el 3 de marzo de 2005. El ex Presidente Lagos ordenó desplegar una fuerza del Ejército chileno en 24 horas para evitar una masacre tan grave como Darfour o el Congo en nuestro continente. Esta decisión, las tropas enviadas y el interés generado en la opinión pública nacional han creado un especial vínculo con este país. Es por ello que las instituciones públicas y privadas chilenas tenemos el derecho y el deber de exigir que pasemos de la retórica de hoy a una urgente fase de generar instituciones, planes concretos y actores empoderados y responsables.
El autor es director del Centro de Estudios Internacionales UC Santiago de Chile
English resume: Haiti’s uncertain future
The director of the University of Chile’s International Studies Center, Juan Emilio Cheyre, expressed his concerns about the situation in Haiti in an op-ed contribution to Listin Diario on Friday, 12 December. He says he was involved with the peace-making process and recently returned to Haiti, which motivated him to write the piece. Cheyre calls on members of the international community to take a new approach towards Haiti.
He says that Haiti currently survives on international aid funding, and there is an absolute stagnation in the country’s institutions. “I think that in this case the conventional concept of sovereignty should evolve given the existence of a failed state,” he comments. He suggests that different options should be evaluated for a transitory administration?de facto trusteeship or shared sovereignty. While he says this is a drastic option, he says that there is an urgent need to generate governance with institutions that do away with the status quo.
Cheyre believes that the international community that is funding Haiti has the right to ask the Preval government for greater efficiency and accountability. He estimates the aid Haiti receives at around US$500 million, and in addition there is about US$134 million in international loans for services and Haitians living abroad send back US$1.3 billion in remittances.
Nevertheless, he comments that all the development indexes show that there is no progress. He says that while Haiti posted a growth of 3.21% in 2007, it had 0% private investment, the GDP per capita is only US$1,840, working population is only 49.6%, university graduates 1.1%, and the literacy rate is very low. Most people earn around US$2 a day, life expectancy is 51.5 years and malnutrition affects 47% of the population.
“This scenario presents a serious migration problem for the Dominican Republic. A thousand Haitians cross the border every day and add to the two million Haitians who already live there,” he writes. He explains: “The reason for migration is clear: they are looking for opportunities and the consequences are unpredictable, given the impact on a neighbor that although better off cannot satisfy its own needs.”
Cheyre observes that Chile has been contributing to the peacekeeping process since 2005, and as a result Chilean private and public institutions have the right and the duty to demand that the country needs to move on from the current rhetoric to an urgent phase of recovery of the capacity to create institutions, concretize plans and empower responsible players.
El autor General Juan Emilio Cheyre
General (r) Juan Emilio Cheyre se integra a la Pontificia Universidad Católica de Chile. Quien fuera uno de los protagonistas de la modernización del Ejército ahora se hará parte de un nuevo desafío: Encabezar Centro de Estudios Internacionales de la UC.
El ex comandante en jefe del Ejército, el general (r) Juan Emilio Cheyre, se integrará próximamente a la Pontificia Universidad Católica de Chile para liderar el nuevo proyecto de un Centro de Estudios Internacionales.
Esta iniciativa coincide con la creciente importancia de la inserción de Chile en el ámbito internacional y con el constante trabajo que ha venido desarrollando la UC para potenciar los estudios internacionales a través de las distintas unidades académicas. La creación del Centro de Estudios Internacionales responde a una firme aspiración de esta Universidad por hacer un aporte concreto al país en materias relacionadas con la paz, el desarrollo económico y social, la cooperación y la seguridad internacional, con particular énfasis en América Latina (especialmente los países vecinos y Centroamérica), el Asia-Pacífico, Estados Unidos y Europa.
El Centro de Estudios Internacionales de la UC tendrá un carácter multidisciplinario, integrado preferentemente por académicos y expertos del Derecho, la Economía, la Historia y la Ciencia Poltica. Sus líneas de trabajo estarán orientadas hacia la docencia, la investigación y la divulgación, con el propósito de convertirse en un centro con capacidad de asesorar a gobiernos, parlamentos, organismos internacionales y corporaciones públicas y privadas.
Juan Emilio Cheyre es doctor en Ciencia Política y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid; magíster en Ciencias Militares de la Academia de Guerra del Ejército y Magíster en Ciencia Política por la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Además de estudiar en la UC, Juan Emilio Cheyre se desempeñó como profesor del Instituto de Ciencia Política entre 1984 y 1986. En su trayectoria académica se cuenta también su experiencia docente en la Universidad Gabriela Mistral, en todas las academias de guerra de las fuerzas armadas nacionales, y también una intensa participación como invitado a dictar clases magistrales y exposiciones en institutos de educación superior, congresos y seminarios en Chile y en el extranjero.
En mi decisión de integrarme a este proyecto”, explica Juan Emilio Cheyre, “pesó mi vocación y experiencia académica, como también mi convencimiento de que el mejor aporte que se puede hacer a la sociedad en temas de Estado, políticas públicas y contribución al desarrollo, es desde el mundo del pensamiento. Me guía la firme intención de seguir trabajando por la grandeza de mi país y por la unidad de todos los chilenos. El principal activo que no deseo perder es continuar aportando en temas de Estado desde una perspectiva amplia, alejada de toda ideología En ese sentido, no hay mejor lugar para hacerlo que en esta Universidad, y en un proyecto que busca reunir todas las capacidades para hacer un aporte a la inserción de Chile a nivel internacional. La UC, además de ser la casa donde realicé parte de mis estudios, es una universidad con un fuerte compromiso con los valores a los cuales adhiero”.
Fuente: Pontificia Universidad Católica de Chile